Conjunto complejo de cuevas silos medievales, hoy inaccesibles al haberse enterrado la que le servía de entrada. Uno de los escasos ejemplos de estas singulares cuevas. Mármol Carvajal dice que ante el ataque del Marqués de Mondéjar, los moriscos se refugiaron en cuevas artificiales excavadas en los acantilados “que tenían provistas de bastimentos para aquel efecto”. Según D. Joaquín Rincón, el origen de la terrera pudo deberse a una explotación aurífera romana, con infiltración de agua desde la superficie, para su posterior desmoronamiento, método conocido como Ruina Montis. Tienen un indudable interés etnológico, si aceptamos la teoría de que son cuevas silos para la conservación semioculta del grano, a fin de evitar el expolio. Una prospección arqueológica despejaría las dudas sobre su uso.